RECORDAR PARA MELHOR COMPREENDER

RECORDAR PARA MELHOR COMPREENDER

Bob Dylan: compositor, tocador, cantor e escritor

E por tudo isto é também o primeiro nobel da literatura a receber semelhante distinção no mundo da música. Robert Allen Zimmerman, é o seu nome de nascença, mas desde cedo quis ser Bob Dylan em homenagem ao poeta Dylan Thomas, de quem devorava todos os poemas que dele apareciam. De Minnesota deu o salto para Nova Yorque onde conheceu o cantor-activista Woody Guthrie. Cantou-o até mais não e aos poucos entrou no estilo dos blues e do folk. Como ele próprio afirmou "quem quer compor canções deveria escutar tanta música folk, estudar a sua forma e estrutura e todo o material que existe desde há 100 anos". A Academia Sueca concedeu a distinção ao músico “por ter criado uma nova expressão poética dentro da grande tradição americana da canção”. E bem pode dizer-se que está certa a academia pois é o mesmo Bob Dylan que se gosta de ver pertencente a uma irmandade de escritores cujas suas raízes estão no country puro, no blues e na estirpe folk de Guthrie, da família Carter, Robert Johnson y dezenas de "baladistas" escoceses e ingleses.

Marsuilta associa-se à distinção da academia sueca e traz à memória letras de várias canções de Bob Dylan, bem como uma entrevista que concedeu em 2004 e ainda outros link´s onde se pode conhecer o mundo de Dylan. Enquanto dele se escreve, ele continua a dar concertos e a escrever diariamente, um hábito que guarda desde há muito tempo.

http://elpais.com/diario/2004/05/01/babelia/1083366381_850215.html?rel=mas

http://bigslam.pt/noticias/homenagem-do-bigslam-ao-vencedor-do-premio-nobel-de-literatura-de-2016-bob-dylan/

http://cultura.elpais.com/cultura/2016/10/13/actualidad/1476381455_398709.html

http://observador.pt/especiais/bob-dylan-esta-do-lado-certo-da-historia/

__________________________________________________________________ ____________________________________________________________

ACONTECE, ACONTECEU OU VAI ACONTECER



Ciclo de cinema no CCB - Lisboa

Próximos filmes: 18 março O LEOPARDO Luchino Visconti (1963)
14 abril OS DEZ MANDAMENTOS Cecil B. DeMille (1956)
______________________________________________________________________

Carlos Paredes - Evocação e Festa da Amizade

Esta evocação realiza-se no dia 19 de Fevereiro, pelas 15 horas, na Salão d' A Voz do Operário, em Lisboa e é organizado pela Associação Conquistas da Revolução.

__________________________________________________________

Tertúlias em Ciência

Céu e Mar "Making of", acontece no dia 15 de fevereiro, pelas 17 horas (C4.piso3).

Esta sessão promovida pela Faculdade de Ciências da Universidade de Lisboa, tem a responsabilidade organizativa de Pedro Ré.

________________________________________

Vanguardas e neovanguardas na arte portuguesa - Séculos XX e XXI. esta é a nova exposição que está patente de terça a domingo no museu nacional de arte contemporânea, em lisboa.

__________________________________________________________________________

XXI Exposição de Pintura e Escultura

Esta exposição que mostra obras de vários artistas de arte contemporânea portugueses vai decorrer no Clubhouse do Golfe, nos dias 11, 12 e 18 e 19 de Fevereiro, aos sábados e domingos, das 12h00 às 20h00. A organização está a cabo do Belas Clube de Campo, do Banco Populare a daPrivate Gallery .

_________________________________________________________




quinta-feira, 28 de julho de 2016

Dada a turbulência mundial em que vivemos, com a ameaça terrorista, tentativas de golpes de estado, golpes permanentes à democracia, agressões climáticas, descredibilização de instituições supranacionais, é importante a reflexão sobre este momento em que vivemos. precisamente o título da crónica que aqui lhe deixamos é  como chegámos a este caos? a sua autoria é de Roberto Savio, jornalista italo-argentino, que fundou a Other News, un servicio que proporciona “información que los mercados eliminan.


Cómo llegamos a este caos?

Una maldición china dice “Ojalá que le toquen tiempos interesantes”, ya que demasiados acontecimientos perturbarían el elemento esencial de la armonía, base del panteón chino.

Y estos son, por cierto, tiempos interesantes, en que se acumulan acontecimientos dramáticos, desde terrorismo a golpes de Estado y desde desastres climáticos pasando por el declive de instituciones hasta agitación social. Sería importante, aunque difícil, repasar brevemente cómo llegamos a esta situación de “falta de armonía”.
Comencemos por algo conocido. Tras la Segunda Guerra Mundial, hubo consenso en la necesidad de evitar que se repitiera el horror vivido entre 1939 y 1945. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) fue el foro que reunió a casi todos los países, y la consiguiente Guerra Fría propició la creación de una asociación de jóvenes estados recién independizados, los Países No Alineados, devenidos en una zona de contención entre Oriente y Occidente.
La brecha entre el Norte y el Sur Global se convirtió en el asunto más importante de las relaciones internacionales. Tan así que en 1973, la Asamblea General de la ONU adoptó de forma unánime una resolución sobre el Nuevo Orden Económico Internacional (NOEI). El mundo acordó un plan de acción para reducir las desigualdades, impulsar el crecimiento global y hacer de la cooperación y el derecho internacional la base de un mundo en armonía y en paz.

Tras la adopción del NOEI, la comunidad internacional comenzó a trabajar en ese sentido y tras la reunión preparatoria de París, en 1979, se organizó una cumbre con los jefes de Estado y de gobierno más influyentes en el balneario mexicano de Cancún, en 1981, para adoptar un plan de acción global.
Entre los 22 jefes de Estado y de gobierno presentes, estaban el presidente estadounidense Ronald Reagan (1981-1989), elegido pocas semanas antes, quien se encontró con la primera ministra británica Margaret Thatcher (1979-1990), y ambos mandatarios procedieron a anular el NOEI y la idea de cooperación internacional. Los países diseñarían políticas según sus intereses nacionales y no se inclinarían ante ningún principio abstracto.
La ONU comenzó su declive como ámbito para fomentar la gobernanza. El lugar para la toma de decisiones pasó al Grupo de los Siete (G7) países más poderosos, hasta entonces un órgano técnico, y otras organizaciones dedicadas a defender los intereses nacionales de las naciones más fuertes.

Además, otros tres acontecimientos ayudaron a Reagan y a Thatcher a cambiar el rumbo de la historia.
El primero, fue la creación del Consenso de Washington, en 1989, por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial, que impusieron la política según la cual el mercado era el único motor de las sociedades y los estados pasaron a ser un obstáculo y debían achicarse lo más posible. Reagan incluso evaluó la eliminación del Ministerio de Educación.
El impacto del Consenso de Washington en el llamado Tercer Mundo fue muy doloroso. Los ajustes estructurales redujeron drásticamente el frágil sistema público.
El segundo, fue la caída del Muro de Berlín, también en 1989, que trajo aparejado el fin de las ideologías y la obligada adopción de la globalización neoliberal, que resultó ser una ideología todavía mucho más estricta.
La globalización neoliberal se caracterizó por el predominio del mercado, que liberó a las empresas “libres” o privadas de toda obligación con el Estado; la reducción del gasto público en servicios sociales, la que destruyó las redes de protección social; la desregulación, la disminución de toda regulación estatal que pudiera reducir las ganancias, y la privatización, la venta de las empresas estatales, de bienes y servicios a inversores privados.

Además, implicó la eliminación del concepto de “bien público” o “comunitario” y lo reemplazó por la “responsabilidad individual”, obligando a las personas más pobres a buscar soluciones por su cuenta para su falta de atención médica, de sistemas de educación y de seguridad social y luego culpándolas de su fracaso, considerándolas “flojas”.
El tercero, fue la eliminación progresiva de las normas que regían al sector financiero, iniciada por Reagan y terminada por Bill Clinton (1993-2001) en 1999, en el marco de la cual los bancos de depósitos pudieron utilizar el dinero de sus clientes para la especulación.
Entonces, las finanzas, consideradas el lubricante de la economía, siguieron su propio camino, embarcándose en operaciones muy riesgosas y sin relación con la economía real. Actualmente, por cada dólar de bienes y servicios producidos, se generan 40 dólares en transacciones financeiras.
Ya nadie defiende el Consenso de Washington ni la globalización neoliberal. Quedó claro que si bien desde el punto de vista macro, la globalización aumentó el comercio e impulsó el crecimiento financiero y global, a escala micro, resultó un desastre.
Los defensores de la globalización neoliberal sostenían que el crecimiento le llegaría a todo el mundo. En cambio, se concentró cada vez más en un número creciente de manos. En 2010, 388 personas concentraban la riqueza de 3.600 millones de personas. En 2014, ese número se redujo a 80 personas, y en 2015, a 62.

quinta-feira, 21 de julho de 2016

Apoio à manutenção do arquivo de Georg Lukács

O húngaro Georg Lukács foi um dos fundadores do marxismo ocidental, assim como, historiador literário, professor, filósofo e crítico do sec. xx. após a sua morte a sua casa tornou-se um arquivo - o arquivo Lukács, sob a autoridade da academia húngara de ciências. a partir do momento em que o governo de direita em curso na Hungria chegou ao poder, o arquivo de Georg Lukács tem estado sob um ataque brutal. perdeu a subvenção da academia de ciências e o governo pondera vender o imóvel onde está instalado o arquivo. se assim for perdem-se de vista os documentos históricos e extensa biblioteca nele contidos. Marsuilta junta-se aos amigos de Lukács no apoio à manutenção do seu arquivo ciente que é o benefício das futuras gerações de investigadores e uma transformação socialista em que estamos empenhados. junte-se a nós e divulgue esta mensagem. igual apelo foi feito pelos amigos da Monthly Review através do texto do amigo de Lukács István Mészáros que aqui deixamos reproduzido.

From John Bellamy Foster - A Request to Friends of Monthly Review:

From the time the current rightist government in Hungary came into power, the archive of Georg Lukács–a preeminent Marxist of the 20th century–has been under a brutal attack. It has been gradually deprived of its subvention from the Hungarian Academy of Sciences and of its ability to pay its staff. Now, the government threatens to sell the property on which it is located and disperse the archive. A foundation has been formed in Hungary to endeavor to protect and preserve the archive. A number of Monthly Review editorial committee members, authors, and friends have joined this effort and have helped to organize an international letter of support. To further that effort, Monthly Review author and friend István Mészáros has asked us to address an appeal to you:

Dear Friends and Comrades,

My greatly beloved Teacher and Friend, Georg Lukács, lived in an Apartment on the bank of the river Danube.
I was privileged to stay with him there on countless occasions over the years.
After he died, that Apartment became the Lukács Archive, under the Authority of the Hungarian Academy of Sciences.
Sadly, however, due to Government interference, the Archive is now threatened with Closure, and his Library and historically most important Documents with a totally uncertain future.
This should not be allowed to happen.
Thousands of people expressed their support in Hungary and all over the world in favor of the Lukács Archive.

It would be a great help if the Readers of Monthly Review joined them in every way in this vital effort to save the Lukács Archive, for the benefit of future generations of Researchers, and for our shared cause of a socialist transformation.

 In solidarity,
 István Mészáros 
Please consider adding your name to the letter of support

John Bellamy Foster
for the editorial committee of Monthly Review

link do apelo para a criação de uma fundação internacional independente
http://www.save-georg-lukacs-archive.org/

texto original em: http://monthlyreview.org/

 

terça-feira, 19 de julho de 2016

uma história de encantar

É uma história de guerra e um "milagre da guerra" como o próprio título da reportagem indica. quem a escreveu foi o jornalista ricardo j. rodrigues, e com ela ganhou o prémio Gazeta 2015 na categoria de imprensa. ora esta história tem tudo de belo como de assombro e são precisamente estes os adjectivos que fausto também canta no seu disco "Madrugada dos Trapeiros e  a música é "Atrás dos tempos outros tempos vêm", canção tão apropriada à história que aqui deixamos.


Um milagre na guerra

Em 1965, em Angola, um grupo de soldados portugueses encontrou uma bebé de 2 anos no meio do mato. Acolheram-na no quartel e trouxeram-na depois para Portugal, onde cresceu sob o olhar do regime e o apoio dos militares. Esta é a história de Isabel Batata-Doce, da sua demanda pelo passado e de como conseguiu construir, no meio da incerteza, uma improvável felicidade.
 
O BATALHÃO 525 chegou a Angola a 27 de julho de 1963. Era constituído essencialmente por rapazes do Minho, que passaram o primeiro ano na zona quente dos Dembos e o segundo em Catete, 60 quilómetros a sudeste de Luanda. Aqui a presença portuguesa era cimento – somava séculos de colonização. «À primeira vista parecia muito mais calmo», conta agora Antonino Araújo, 75 anos, que tantas vezes patrulhou o terreno. «Mas na verdade era uma zona pantanosa e de vegetação densa, onde os guerrilheiros atacavam quando menos se esperava. Era muito perigoso.» A guerra, que começara em fevereiro de 1961 em Luanda, e nos meses seguintes se tinha intensificado no Norte do país, espalhava‑se agora à região centro, terras quimbundas. Foi precisamente aí que as quatro companhias do 525 estacionaram – aquarteladas ao longo da estrada para Salazar, atual N’dalatando, capital do Cuanza Norte.

A Companhia 522, com mais de uma centena de homens, estava em Barraca, a cinquenta quilómetros do comando de Catete. «Numa manhã pediram‑me para fazer o patrulhamento da zona inimiga, era alferes e liderava um pelotão com 12 soldados», lembra Antonino. Avançaram sem medo até à picada que abria caminho para a Fazenda Alegria, uma plantação de algodão no meio do lamaçal. Depois, atravessaram o rio Zenza, infestado de jacarés. A partir daí, o trilho cumpria‑se com perspetiva de fogo. Ouvissem um restolhar nas árvores e os homens carregavam‑lhe chumbo.
«Estávamos em terreno perigoso, tivemos de rastejar uma parte do caminho e fazer outra de cócoras», e Antonino diz que isso era o pão nosso de cada dia em terrenos da guerrilha. «Não podíamos usar as catanas para abrir passagem, isso fazia demasiado barulho.» Então avançavam lentos, a conquistar arranhões. Duas horas depois, desembocaram numa clareira. Antonino viu logo uma mulher negra, de seios fartos, que carregava uma criança nas costas e outra nas mãos. Assim que a mulher viu os brancos, desatou a correr para o mato mais denso. O alferes ainda lhe gritou «não fujas que eu não te faço mal», mas ela sabia estar em zona de tiro aberto. Fugiu. E esta história começa aqui. Ao subir uma colina, o lenço soltou‑se e o bebé que a mulher trazia no dorso caiu. A mulher prosseguiu a fuga, com a outra pela mão. Mas deixou um problema para os soldados. Um problema que, deitado no capim, chorava.
Perseguir a mulher era perda de tempo, já levava avanço na fuga e conhecia o terreno. Por isso os homens olharam para Antonino, à procura de direcções. O alferes pegou na criança, nua, e enrolou‑a no pano de onde tinha caído. O bebé calou‑se logo e ficou, de olhos abertos, a observar os soldados, sem medo algum. Tinha uma cicatriz na virilha e várias feridas na cabeça, mas de resto parecia estar bem. Deixá‑lo ali, à mercê dos animais, seria um crime. Antonino já vira demasiadas desgraças em Angola, esta não seria uma delas. «Levamo‑la connosco», anunciou. Os outros respiraram de alívio. As guerras estão cheias de histórias assim, raios de dignidade no meio da escuridão.
Até Barraca os homens revezaram‑se a transportar a criança. Mal chegaram, anunciaram o achado. «Se ficarmos com ela, alguém tem de vir buscá‑la», justificou‑se perante os superiores. «Se a mulher tinha fugido, era porque alguma coisa tinha a esconder», reflete Antonino, cinquenta anos depois. Contactaram o comando em Catete. E Manoel Junqueira, comandante do batalhão, perguntou pelo rádio: «É macho ou fêmea?» Era uma rapariga. «Então que venha para aqui», ordenou. A menina foi transportada de jipe para a sede do batalhão, a mais de cinquenta quilómetros do local onde a tinham resgatado ao capim.
NO DIA 29 DE SETEMBRO DE 2015, cinquenta anos depois deste episódio, uma mulher entrou no arquivo do Diário de Notícias para procurar um jornal antigo. Nos andares abaixo do chão da sede do DN, há um piso que encerra 150 anos de história da imprensa portuguesa, e uma caixa‑forte com as publicações mais antigas e valiosas, incluindo uma coleção de desenhos originais de Stuart Carvalhais. Numa sala maior, dividida em dois pisos ocupados com prateleiras que vão do chão ao teto – e são paredes que medem seis metros –, está guardado o acervo do jornal. Todas as páginas de todas as edições, encadernadas em grossos dossiês cinzentos, um por cada mês de cada ano, ao longo de século e meio. Foi aí que se procurou aquilo que Isabel Jacinto pedia. A pesquisa durou um mês.
Os arquivistas acabaram por encontrar o jornal na prateleira A da estante 3. Em novembro de 1965, no dia 1, a primeira página do Diário de Notícias mostrava a fotografia de uma criança de uns 3 anos, rodeada de militares e religiosos. E este título: «Promessa cumprida: os soldados encontraram a pretinha no mato e batizaram‑na no Santuário do Sameiro.» Isabel voltou ao edifício e pediu logo uma impressão. Quando saiu, Simões Dias, diretor do arquivo, ligou para o quinto piso, onde fica a redação da NOTÍCIAS MAGAZINE: «Acho que tenho aqui uma história para vocês.» Daí a uns dias haveria um almoço do batalhão que a encontrara em Angola e a trouxe para Portugal, para celebrar os cinquenta anos do regresso. Isabel queria levar o jornal para mostrar aos antigos soldados. Mas também queria fazer perguntas, tentar reconstruir a memória do que não se lembra. «Eu sei tão pouco, e gostava tanto de saber mais.»

Os dados pessoais são o primeiro indício de barafunda: acredita que tem 53 anos, mas não tem certeza. «Fui batizada em Braga e foi aí que escolheram a minha data de nascimento», explica. Dia de Nossa Senhora, 13 de maio de 1962. «Quando me encontraram, acharam que devia ter uns 2 anos. Mas, vá lá, pelo menos não me chamaram Fátima.» Não perdeu o humor. Apelidos, tem dois, um para cada vida. Para os soldados e a família que a acolheu em Portugal ela é Isabel Batata‑Doce, porque em Angola passava dias a comer o tubérculo que cresce em Angola. No bilhete de identidade é Isabel Manuel Jacinto, filha de Manuel Jacinto Diogo e Eva Manuel Adão – pais biológicos que não conheceu.
De há uns anos para cá, Isabel anda a tentar perceber o passado. É isso que faz, também, no quartel da serra do Pilar, em Gaia. Hoje é dia de celebrar cinquenta anos do regresso a salvo, há uma missa e um almoço de convívio. Uma centena de homens aderiram ao encontro e Isabel conhece uma boa parte deles. A mulher já tinha participado no almoço dos 25 anos, e também num encontro na capital com os poucos militares – sobretudo oficiais – que viviam em Lisboa. Ao longo do dia, Isabel há de ser abraçada por duas boas dezenas desses veteranos, sobretudo os que estiveram em Catete. «Olha a Batata‑Doce» e muitas lágrimas. Ela não reconhece a maior parte dos rostos, mas entrega‑se aos abraços. Há-de dizer mais tarde que aqueles homens foram a sua família.
Toda a gente tem, no entanto, uma história para contar a Isabel. «Tantas vezes que brincavas comigo.» «Lembras‑te de quereres andar às minhas cavalitas?» «E quando me vinhas pedir batata‑doce?» Sobram recordações de afetos, mas faltam os factos – e são esses que Isabel quer saber. Nenhum daqueles homens tem sequer certeza da data em que Isabel foi apanhada. Contam‑lhe outras coisas, mas isso ninguém consegue confirmar. A resposta está no Museu Militar, em Santa Apolónia. O Arquivo Histórico Militar do Exército, que guarda as ordens de serviço do Batalhão 525, diz que em janeiro de 1965 «foi capturada uma criança às tropas inimigas pela Companhia 522». É a única captura infantil em mais de dois anos de comissão.
VISITAÇÃO TEIXEIRA DE CARVALHO tinha chegado pouco tempo antes a Catete para se instalar com o marido no quartel. Marcelino era oficial miliciano, dirigia o setor de informações, e isso dava‑lhe alguns privilégios como o de poder mandar vir da metrópole a mulher e a filha que tinha 2 anos e se chamava Luísa. Tinham casa numa fazenda próxima, onde não corriam riscos de maior. «Todos os dias íamos de manhã para a messe, era lá que almoçávamos e jantávamos, e tornávamos antes de a noite cair.» Um dia, o major Fiúza Álvares, segundo no comando do batalhão, chegou‑se ao pé das mulheres dos oficiais e das suas crianças que por ali andavam e anunciou: «Minhas senhoras, trago aqui um presente para vocês.» Embrulhada num pano, vinha uma bebé negra.
«Estava toda suja e arranhada e trazia uns cordões presos aos pés, feitiços de proteção Quimbundos», lembra Visitação, que lhe deu os primeiros cuidados. Disse aos soldados que fossem dando banho à criança, e foi a casa buscar um vestido da filha. A criança não chorava, antes olhava com curiosidade para o admirável mundo novo. Tendas enormes, movimento constante, ruídos de máquinas e metal, uma canção diferente do mato. «Nunca a ouvi perguntar pelos pais», diz Visitação, que tem uma teoria para o facto: o quartel, cheio de gente que lhe pegava ao colo e rodopiava pelo ar, era um tremendo parque de diversões.
Luísa, a filha de Visitação, tornou‑se a melhor amiga de Isabel. Passavam os dias juntas, tinham a mesma idade e decididamente as mesmas brincadeiras. «E quem é que a obrigava a usar cuecas ou sapatos?», recorda Visitação. «Nunca consegui convencê‑la e não me lembro de os querer usar até chegar a Portugal.» Hoje, Luísa é madrinha da filha da amiga de infância. Há uma foto tirada em Catete há cinquenta anos que as duas repetem, agora, em Leça de Palmeira, onde vivem os Teixeira de Carvalho, e onde Isabel vai depois do encontro com os soldados. Ainda são amigas. Em Portugal, Isabel haveria de passar muitas vezes férias com os Teixeira de Carvalho. Em cinquenta anos, nunca perderam o contacto.
Apesar da amizade com a família de Luísa, foi na camarata das transmissões, com Manuel Cândido Ferreira, que Isabel ficou a morar em Catete. O aquartelamento de tijolo gozava de melhores condições do que o do resto das tropas. «Sabe, ela foi uma bênção para nós», diz o homem, comovido, ao recordar esse momento no encontro da serra do Pilar. «No meio da escuridão da guerra, tínhamos ali uma criança para tomar conta. Isso era um raio de luz, fazia‑nos sentir outra vez humanos.»
A maior parte daqueles rapazes nunca tinham saído da sua aldeia em Portugal. Desembarcavam numa Angola em guerra e África era outro mundo, estranho e hostil. Tudo ali lhes pedia dureza, menos Isabel. E eles retorquiam com os melhores cuidados que conseguiam oferecer. A menina dormia na cama de baixo do beliche, não fosse cair ao chão. De manhã Manuel lavava‑a e novamente ao fim do dia. «Às vezes rodávamos entre nós quem a levava à messe para comer. Mas uma vez vi um soldado a dar‑lhe vinho. Encostei‑o a um canto e ia dar‑lhe uma sova valente, só que os oficiais viram‑me a ser agressivo e puseram‑me de castigo.» A partir desse dia, no entanto, nunca a criança tornou a fazer uma refeição sem a vigilância de Manuel.

sábado, 16 de julho de 2016

brexit, uma alavanca para a esquerda ?

mais uma reflexão sobre os resultados do brexit. uma reflexão profunda feita por costas lapavitsas que juntamente aos dados estatísticos do resultado da votação avança com os perigos que uma não mudança no partido trabalhista pode acarretar para o povo trabalhador e mais pobre da Grã-Bretanha. apela a uma força política decisiva para alterar o equilíbrio social que neste momento existe. acaba o autor esta reflexão com a dúvida sobre se a Grã-Bretanha poderá ser um farol de esperança...

 
The Leave victory in the British referendum represents a moment of political confusion — a hiatus in the opposition between social classes. No class appears capable of directing events. The ruling class has no clear plans for the future, and seems temporarily stunned.
The working class and the poor have expressed great anger at the state of affairs of both society and nation, but are also deeply divided, with contradictory ideas prevailing in their midst. The formless middle class is deeply frustrated at the turn of events and would like a firm hand at the tiller, but has no idea how to achieve this outcome.
Such moments call for a decisive political force to alter the social balance. Historically, moments like these have been captured by powerful personalities, who placed their stamp on social development, but there is no Churchill, not even a Pitt or a Wellington, in Britain at present.
 
Instead, the responsibility for taking the country out of the impasse lies with the personnel of the established political parties. Nor will the sense of confusion last long. Already the Tory Party, ruthless electoral machine that it is, has begun to adapt itself to the new conditions. If it succeeds, the outcome for working people will be thoroughly negative. This is the peril of the referendum.
The onus for averting such an outcome and taking the country forward lies with the Labour Party, which also faces profound turmoil. The Labour Party could give shape to the yearnings of the working class and the poor, whether they voted for Leave or Remain.
It is incumbent upon it to present a fresh vision of society and nation, taking Britain down a path that favors the interests of the great majority. This is the promise of the referendum, but for that the Labour Party must put its own house in order.
The referendum has created this sharp choice for Britain because it represents a shift of the tectonic plates in British society. A careful look at the results together with an extensive exit poll of more than twelve thousand people conducted by Lord Ashcroft polls — considered in the context of preceding political events — reveal two rifts, one far more profound than the other.
The Minor Rift
The minor rift is present within the British ruling class: the majority of financiers, industrialists, merchants, real estate speculators, and others favor staying in the European Union, while a much smaller minority have opted for Brexit. The evidence of the relative size of the two sides is undeniable.
More than 80 percent of Confederation of British Industry (CBI) members have come out in favor of Remain,
while a mere 5 percent have declared for Leave. While a veritable roll call of British business leaders signed letters to the press advocating Remain, a vocal and well-connected minority has come out in favor of Leave.
This state of affairs is not surprising. The economic interests of the bulk of the British ruling class lie in close connections with the European Union, particularly in the freedom to trade without barriers within the Common Market.
In 2015 44.4 percent of British exports went to the European Union, while 53.6 percent of imports came from the same; there is no doubt that any significant disruption of these flows through tariffs or other barriers would have a negative effect on British big business.
Furthermore, the financial operations of the City also dictate remaining in the European Union; the City operates as a huge offshore center for the European Union, and despite the fact that the putative integration of European banking would probably have a negative impact on its activities. The Single Supervisory Mechanism and the rest of the regulatory institutions created by the European Union to oversee its Banking Union are likely to affect the freedom of the City to engage in speculative and other business.
Despite this interdependence, Britain is far less integrated into the EU networks than the core countries of the union. Trade links between Britain and the European Union are actually among the weakest within the twenty-eight-member union, similar by order of magnitude to trade flows between Greece and the European Union as well as Italy and the European Union. In contrast, for both France and Germany trade with the EU accounts for nearly 60 percent of exports and 70 percent of imports.
By contrast, the Leave side of the ruling class is a motley group without a strong sectoral character, who partly hope to trade more intensely outside the European Union. More than that, however, Leave supporters hope to advance a more thorough neoliberal agenda by ridding Britain of EU regulations and further reducing labor rights and social protection.
These noble aspirations certainly do not leave the rest of the British ruling class unmoved, and the relatively modest size of the Leave group should not obscure its considerable social weight and significance.
Above all, the Leave side reflects the long-standing suspicion of the entire British ruling class toward the economic and political ambitions of the EU project. Leave supporters have acted as the inner voice of the British establishment, reminding even Remain supporters that something is not quite right with the European Union, even if no-one is entirely clear what that is.
It is not hard to find evidence of the skeptical attitude toward the European Union that extends across the British ruling class but takes a sharp form only with the Leave side. Britain refused to join the European Monetary Union (EMU) and the chances that it would eventually adopt the euro were almost nil.
Avoiding the EMU turned out to be a wise decision in the wake of the 2008–9 financial crisis, but it also gave rise to a long-term problem for Britain, given that the European Union as a whole has come increasingly to rely on the institutions of the common currency. The European Central Bank, the Eurosystem, the European Stability Mechanism, and a host of other institutions that are vital to the monetary union have become the locus of policy-making within the EU.
Indeed, the European Union has effectively reshaped itself since 2010 to ensure the survival of the euro. It is far from clear how Britain would have continued to function within the EU while refusing to participate in the EMU.
Trade relations between the two are certainly important, but trade alone would never have been enough to ensure the integration of Britain into a changing European Union. The Leave side, in its own inarticulate manner, has reflected this core difficulty faced by the entire British ruling class.
The Major Rift
The true significance of the referendum, however, is that the rift within the British ruling class has acted as catalyst for the emergence of a far deeper rift within British society. This is a common occurrence when great historic events take place.
If the ruling is class is uniform in its outlook, it is much harder for deeper rifts in society to come to the surface; the dominated classes have few opportunities to voice their desires and demands. But if the ruling class itself is split, deep social rifts have the potential to become yawning chasms. This is precisely the state that Britain finds itself in.
Income and Employment
It is undeniable that the majority of the poor and the working class in Britain have voted in favor of Leave. According to the Ashcroft poll, 64 percent of the C2, D, and E categories voted for Brexit; these are basically skilled and unskilled manual workers, casual workers, those who depend on the welfare state for their income, and so on.
In contrast, groups A and B — higher and intermediate managerial, or administrative layers — voted to stay. Group C1 — junior managerial, or administrative layers — were split roughly down the middle.
These sociological descriptions correspond poorly with the traditional class categories in Marxist analysis. For one thing, they don’t include a ruling class, or even a well-defined capitalist class. Yet they still highlight the social composition of the voting camps. The poor and the working class have voted, by and large, for Leave.
The middle class, on the other hand, especially the higher professional and managerial groups have opted for
Remain. This seismic shift reflecting a profound divide in British society, lies beneath the class hiatus in the
country at present.
Geography
The significance of this rift is made visible by the geographical distribution of the referendum results (which have been provided by the BBC). The social balance always has a geographical dimension reflecting the distribution of skill, the local accumulation of wealth and poverty, and the historical accretion of class struggles.
Britain as a whole voted 51.9 percent for Leave and 48.1 percent for Remain. Within these percentages, England voted 53.4 percent for Leave and 46.6 percent for Remain — very similar to Wales’s 52.5 percent and 47.5 percent, respectively.
In contrast, Scotland voted 38 percent for Leave and 62 percent for Remain, while Northern Ireland voted 44.2 percent and 55.8 percent, respectively. Thus, there is no doubt that the overall result for Britain was driven by England, which calls for closer examination.
A simple way of capturing the geographical rift in England is to consider the “stronger” results, that is, the local percentages exceeding 60 percent in favor of either Leave, or Remain. This would provide an indication of the geographical concentration of “stronger” views, thus affording sharper insight into the class composition of the vote.
The list below includes the majority of referendum areas that voted at or above 60 percent in favor of Leave, as well as the majority of the referendum areas that voted at or above 60 percent in favor of Remain (hence 40 percent or less for Leave).
More than 60 percent for Leave: Barnsley 68.3%, Basildon 68.6%, Barking & Dagenham 62.4%, Dartford 64.2%, Doncaster 69%, East Riding of Yorkshire 60.4%, Epping Forest 62.7%, Fenland 71.4%, Havering 69.7%, Hartlepool 69.6%, King’s Lynn & West Norfolk 66.4%, Kingston upon Hull 67.4%, Mansfield 70.9%, Medway 64.1%, Newcastle under Lyme 63%, North East Lincolnshire 69.6%, North West Leicestershire 60.7%, Oldham 60.9%, Peterborough 60.9%, Redcar & Cleveland 66.2%, Rochdale 60.1%, Sandwell 66.7%, Scarborough 62%, Shepway 62.2%, South Staffordshire 64.8%, Stoke on Trend 69.4%, Sunderland 61.3%, Tameside 61.1%, Telford and Wrekin 63.2%, Tendring 69.5%, Thanet 63.8%, Thurrock 72.3%, Torbay 63.2%, Wakefield 66.4%, Walsall 67.9%, Wigan 63.9%, Wolverhampton 62.6%.
Less than 40 percent for Leave: Barnet 37.8%, Cambridge 26.2%, Camden 25.1%, Hackney 21.5%, Hammersmith and Fulham 30%, Hackney 24.4%, Islington 24.8%, Kensington and Chelsea 31.3%, Kingston upon Thames 38.4%, Lambeth 21.4%, Lewisham 30.1%, Oxford 29.7%, Southwark 27.2%, St Albans 37.3%, Tower Hamlets 32.5%, Waltham Forest 40.9%, Wandsworth 25%, Westminster 31%.
Several conclusions are immediately apparent:
The “strong” Leave vote was widely and evenly spread across England.
Large groups of the working class in the North voted strongly for Leave.
Areas of pronounced poverty across England voted strongly for Leave.
There were “strong” Leave votes in working-class areas in the South, particularly around London; these are sometimes called “white-flight areas”.
The “strong” Remain vote was extremely concentrated in London, particularly in the working-class areas that contain large concentrations of second- and third-generation immigrants. Note, though, that several of these areas have also been undergoing a process of gentrification and have substantial concentrations of the middle class.
The better-off areas of London voted strongly in favor of Remain. Very few other areas of the country voted similarly, including Cambridge, St. Albans, and Oxford.
There is no evidence at all that the Leave vote was heavily concentrated in parts of the country that have presumably suffered disproportionately from the form of capitalist development of Britain during the last several decades.
On the contrary, the Leave vote was spread fairly evenly across the country, even at its “strongest”. In contrast, the Remain vote was far more heavily concentrated, indeed its “strongest” instances were extremely concentrated in London.
London has always been different from the rest of the country, as all those with even a passing awareness of English history know. At present its concerns and aspirations reflect the large resident middle class whose cosmopolitan outlook typically favors Remain. This class has exceptional access to the media, and its views are transparently out of kilter with the rest of the country.
The concerns and aspirations of London also reflect the large concentration of second- and third-generation working-class and poor immigrants, evident in the strong Remain vote in areas such as Hackney, Lambeth, and Lewisham.
It should be stressed, however, that the cosmopolitan middle class of London enjoys a strong ideological and cultural preeminence in many of these areas as a result of advancing gentrification. This is strengthened by the relatively peaceful coexistence of communities within the areas undergoing gentrification.
The outer periphery of London, in contrast, particularly the so-called areas of “white flight,” exhibits a very different behavior, often strongly in favor of Leave.
In sum, it is apparent that the working class and the poor across England have voted for Leave. This conclusion is
further backed by some of the qualitative findings of the Ashcroft poll. While a majority of those who are working full- or part-time voted to remain, most of those who are not working voted to leave, as did two-thirds of those on a state pension. A similar proportion (two-thirds) of tenants of council and housing association tenants also voted to leave.
The poorest had few doubts, it seems. They wanted out.
This also consistent with another finding of which no little fuss has been made in the international media: those with university degrees, especially higher ones, voted to remain, while a large majority of those with only secondary education voted to leave. The international chatterers discovered to their horror that the working class and the poor, by and large, do not go to university.
Quite obviously then, the strong majority in favor of Leave must have been the result of ignorance, and possibly obtuseness . . . in days of yore the habits of personal cleanliness and the dress codes of Leave voters would also have come in for mockery. Class prejudice against the poor, especially when they dare to express strong views, has never been subtle.
Why Vote Leave?
A referendum is by its nature a binary choice: yes or no. It is undoubtedly an exercise in democracy but of a very special nature conducive to expressing frustration and rejection. In the case of EU-related referenda there is a long history of rejection votes in several countries, most prominently in the Greek referendum of July 2015.
It appears that the people of Europe, when asked about the European Union, express alienation and distaste; united Europe appears not to be a grassroots project.
No wonder that the established powers within the European Union avoid referenda like the plague and take extraordinary action to repeat votes until the “right” result is produced, or even altogether ignore a “wrong” result, as happened most egregiously with the Greek referendum.
The British referendum is indisputably an instance of accumulated frustration among the working class and the poor in England resulting in a protest vote in favor of Leave. The question is, what were they frustrated and angry about, and why was their frustration channeled toward the European Union?
Pressure on Wages, Disposable Income, and Welfare Provision
One key underlying cause is not hard to find: British workers and British households have faced stagnating and even falling wages and disposable incomes since 2000, as Figures 1 and 2 show. The bulk of the British population has faced ever-tighter living conditions for a decade and a half.
The problem of wages and disposable income became especially severe after the major crisis of 2008–9, although there has been some improvement after 2014. That gigantic shock came after three decades of exceptional expansion of finance that has resulted in pronounced financialization of the British economy.
Financialization has produced tremendous profits and benefits for a narrow elite that is often associated with the City of London, while piling up insecurity and economic pressures for working people.

segunda-feira, 4 de julho de 2016

ainda sobre o brexit

depois do alvoroço pós-brexit, do muito que já se disse e escreveu, o tempo vai passando, a calma vai voltando e a vida das pessoas continua tal como a da União Europeia, agora preocupada na decisão de dar ou não sanções a Espanha e Portugal por déficit excessivo. mas do brexit talvez valha a pena mostrar um artigo de fundo sobre os porquês e os comos dos resultados do referendo. desta vez a reflexão que deixamos é de marta h. luís.

 
Brexit
 
O referendo no Reino Unido é sem margem para dúvidas uma vitória das pessoas sobre os média e sobre as instâncias europeias e mundiais que comandam ilegitimamente a política e as decisões dos diferentes estados, retirando-lhes soberania e independência, retirando-lhes, porque tolhida, a democracia e a voz do seu povo. A fabricação do consenso à volta da união europeia e daquilo que têm sido as suas políticas, construída pela comunicação social e pelas estruturas de poder político, o chamado establishment, de forma a efectivar um controlo social, foi derrotada no referendo. É precisamente esta falta de consenso que Obama reclama como explicação para a votação no brexit, ao dizer que a UE “estava a avançar provavelmente mais depressa do que devia e sem o consenso necessário”. Certo é Obama saber mais do que ninguém como é fundamental a construção de consensos para a defesa de políticas, que se de justas fossem não necessitariam de consensos baseados na formatação do pensamento, feito este da repetição vezes sem conta das mesmas ideias ou, no caso de mesmo assim existirem dificuldades, na entrada em acção de outros mecanismos que navegam sob a luz da obscuridade, porque o controlo social, esse, seja onde for, dê lá por onde der, tem que ser assegurado. Claramente que a retórica repisada da instalação do caos com a vitória do brexit foi derrotada. Tal como a teoria da inevitabilidade, da submissão e de uma realidade catastrófica em consequência do brexit. Por todo o lado, as mesmas premonições infaustas, as mesmas advertências, os mesmos juízos de valor e total arrogância. Mentiam sabendo que mentiam, pois não é o mesmo Obama agora a vir dizer que as consequências do brexit “não serão catastróficas”?! A vitória do não à EU foi, sobretudo, uma demonstração de coragem contra a chantagem e pressão exercidas tanto internamente (morte da deputada trabalhista Jo Cox, recurso a discursos xenófobos, reaccionários e catastrofistas, exemplos maiores), como externamente, escandalosamente efectuadas pelo FMI, União Europeia, OCDE, grandes grupos económicos, capital financeiro, líderes europeus e dos EUA, para citar alguns dos mais relevantes.
 
Ao contrário das primeiras explicações simplistas dos resultados, onde foi evidente a manipulação da sua interpretação ao apresentar o brexit como o rosto dos mais velhos, iletrados, retrógrados, nacionalistas, conservadores e oriundos do meio rural e da massa trabalhadora, explicação aliás que entre nós também colheu adeptos, leia-se, em atalho de foice, a crónica no DN de Sérgio Figueiredo que à pergunta, formulada por si próprio, como fica o reino unido que sai, responde, “dividido”, seguido da evidência dos números, onde a citada visão reacionária, redutora e preconceituosa é escancarada aos olhos dos leitores. O esclarecimento e compreensão do porquê da votação ter sido como foi e que relações se estabeleceram talvez seja obra maior para o nosso cronista, quiçá daqui a uns anos possamos ter um historiador que lhe faça lembrar o que esqueceu, e se recorremos agora a Hobsbawm não poderemos fazê-lo depois, mas um passado não fica sem história e, como disse o mesmo Hobsbawm, terá que ser explicado o porquê das coisas e como “deram no que deram e como elas se relacionam entre si”. Tarefa nada fácil nos tempos que correm. Há que procurar outras análises, longe dos grandes escaparates dos meios de comunicação social e também do olhar dos dirigentes europeus, uns e outros apressados na agitação e histeria em volta do triunfo do não. A estes últimos foi vê-los e ouvi-los com ar grave e sério, uns reclamando rapidez, outros calma, uns consolando, outros acirrando, uns irrompendo com desorientação, outros com sobranceria e falta de respeito, e todos evitando por ignorância ou falta de competência, compreender o significado real do brexit. O modo de actuar não mudará, a discussão far-se-á nos mesmos gabinetes, as decisões tomar-se-ão entre os grandes com a Alemanha e a França à cabeça ou não fosse o núcleo duro da EU a unidade franco-germânica de há muito. Neste particular, os ingleses foram sempre patenteando relativamente à Europa um certo afastamento, lembre-se que só em 1973 integraram as instituições europeias e depois por diversas ocasiões, casos da não adesão à carta social, no tempo do conservadorismo de Thatcher, ou mais recentemente com a não adesão ao euro, a desconfiança e oposição foram a nota forte. Entretanto, das instâncias europeias, espera-se confirmada, que está pelo demissionário Cameron a oficialização da saída da EU para depois da eleição do novo primeiro-ministro (em setembro), que o desnorte actual de não se saber quem liderará o processo, se é a comissão europeia ou o conselho europeu, ou ambos, cesse. Até lá contentar-nos-emos, e não será pouco, com o sai ou fica da Escócia, com a integração ou não das duas Irlandas, com a luta interna no partido trabalhista, com o aparecimento de candidatos a substituir Cameron no partido conservador, com as ameaças e acções xenófobas, com as pressões das grandes empresas e do lobby financeiro, e com a discussão de como deverá acontecer o processo negocial com a UE. Nesta matéria, Merkel não perdeu tempo, bem acompanhada depois por Hollande, e declarou que “os britânicos não podem querer só o lado bom da EU” e o desejo de saída agora materializado daquilo a que Merkel chama “família” não pode significar para o Reino Unido o “esperar livrar-se de todas as responsabilidades mantendo os privilégios”. Como não podia deixar de ser, estas alocuções, para muitos verdades incontrovertíveis, têm um impacto incomparavelmente diferente das do nosso primeiro-ministro António Costa, que afirmou que a “saída deve decorrer de forma amigável”, não vendo as negociações futuras “como um castigo” à Grã-Bretanha. António Costa é António Costa e Merkel é Merkel e a chanceler goza de outro prestígio como podemos reconhecer pela opinião crível de Durão Barroso, anterior presidente da comissão europeia. Pare ele a srª Merkel é o “ponto de equilíbrio essencial”, até porque não tem dúvidas que a Alemanha “é o único país que tem valorizado a Europa”. Caros leitores, não acabaríamos o rol de citações, estes dias têm sido prolixos nesta matéria, mas começamos a ficar, se não estamos já, cansados de ouvir e ler tanta arenga. Mais interessante será voltarmos ao nosso propósito de procurar diferentes análises e outras explicações ao resultado do referendo, inicialmente proposto, quando Cameron garantiu, fosse ele primeiro-ministro, um referendo. Seria o referendo da permanência mas afinal acabou por ser o referendo da saída, e assim o feitiço virou-se contra o feiticeiro, ou se preferirem, porque isto de rifões, anexins, adágios, provérbios e outros quejandos, é só escolher, o tiro saiu pela culatra. Regressemos, sem outras mudanças de direcção, à demanda das explicações. Salientemos uma leitura baseada num inquérito, “How the United Kingdom voted on Thursday... and why”, encontrado nas chamadas redes sociais, que preto no branco pergunta às pessoas por que razão votou como votou. Eis as respostas: 49% votaram a saída invocando que “as decisões que afectam o Reino Unido devem ser tomadas pelo Reino Unido”; 33% disseram que sair da EU “permite recuperar o controlo sobre a imigração e as fronteiras”. Abre-se um parêntesis para tornar claro que o Reino Unido não pertence ao espaço Schengen, razão plausível para a Grã-Bretanha não receber, nas mesmas proporções que outros países europeus, imigrantes oriundos do médio oriente, nem tão pouco sentir problemas idênticos aos da Grécia. Sobre a imigração é também oportuno trazer os últimos dados estatísticos que mostram que no Reino Unido a imigração proveniente da própria EU está a subir, comparativamente com a imigração fora da EU. Com os olhos postos de novo no inquérito, os defensores do ficar responderam 43% que a “saída comporta riscos demasiado elevados para a economia, o emprego e os preços”; 31% referiu que “ficar permite o melhor de dois mundos: acesso ao mercado único sem Schengen nem Euro”; 17% aludiu ao facto de “saindo o Reino Unido ficaria mais isolado em relação aos países amigos e vizinhos”. Como se pode ver o rosto do brexit apresenta-se a leituras várias, longe das respostas simplistas anteriores. Aqueles que puxaram a bandeira incessante da imigração, quase sempre acompanhada de tiques nacionalistas e xenófobos, perante estes argumentos ficam sem chão seguro e mesmo dentro das razões do ficar, a EU não aparece como um mar de rosas onde os britânicos se banham sossegados e tranquilos. No remain, para empregar vocábulo apropriado, a visão do caos e catástrofe inevitavelmente triunfou, só que não tanto quanto era desejado pelos promotores da consulta popular. Não fosse o homem homem e por isso tão ou mais difícil de se fazer compreender que aos outros animais, os irracionais, naquilo que são os seus comportamentos e neste caso das suas decisões, a explicação do brexit estava dada. Mas as interpretações devem também cruzar, relacionar, interligar, justapor, outras realidades e estas levam-nos, para além das circunstâncias do voto, nada despicientes, para as tais questões da idade, habilitação académica, rendimentos, etc. O nível de complexidade aumenta abruptamente e só o tempo poderá dar tempo a que outras profundidades sociológicas emerjam. Especulemos por agora. Diremos que um velho votou como votou porque é saudosista e nacionalista, num exemplo, ou então porque tem em si ainda a memória dos seus tempos de operário, das lutas progressitas por melhores condições de trabalho e de vida, que sente nostalgia por um tempo de solidariedade perdido. Já o jovem ou homem novo, pode ter votado porque quase todos pensam que o presente é uma “espécie de presente contínuo”, para citar de novo Hobsbawm, “sem qualquer relação orgânica com o passado público da época em que vivem”; ou talvez porque não podem acreditar noutra realidade sem ser o pertencer à UE. Mas há mais. Os ditos especialistas dos inquéritos veiculam que o voto pode ser “visceral”, em contraponto a um voto racional. Quiçá este o argumento que faltava para justificar o voto no ficar, baseado no medo das consequências negativas que o sair acarretava. Acrescentar hipóteses explicativas é como puxar o fio à meada, mas parece-nos sobremodo atinente, porque é comummente aceite na literatura como uma generalização muito poderosa sobre as questões humanas, sempre nebulosas e profundas, atendermos à chamada “Lei de Murphy”. Dela se diz que se algo pode dar errado, mais cedo ou mais tarde vai dar. Dito e feito.